16. Cafeína inversora☕
Cuidado con las modas en inversión; ¿Qué aprender de Keynes?
Cuidado con las modas
Sobre todo en el mundo actual, con el exceso y velocidad de la información y auge de las redes sociales, ser precavido es quizás más importante que nunca para tener una cartera sólida y rentable.
Es fácil dejarse llevar por las últimas modas o conceptos que parecen la clave del éxito. Modelos como el "valor agregado de mercado", el "valor agregado económico" o “la teoría eficiente de carteras” han ganado popularidad en las escuelas de negocios. Aunque pueden proporcionar algunas respuestas útiles, es importante no complicar en exceso lo que debería ser un proceso relativamente simple: evaluar si una inversión tiene sentido.
El problema con estas modas es que se presentan de manera innecesariamente complicada, creando la impresión de que solo los "sumos sacerdotes" del sector pueden entenderlas. No solo hace que los inversores y gestores dependan más de los expertos externos, sino que puede desviar la atención de los principios básicos y probados que realmente importan. La buena inversión no necesita adornos; a menudo, lo más sencillo es también lo más efectivo.
Las modas en la inversión tienden a surgir y desaparecer con el tiempo, impulsadas más por el marketing que por su valor. Se observa en la adopción de nuevos modelos que, aunque suenan sofisticados, pueden no ser más que repeticiones de ideas ya conocidas, bajo un nuevo nombre. Muchas de las mejores prácticas en inversión, como las enseñadas por Graham, son atemporales y no necesitan adornos modernos para ser efectivas.
Las modas no se reducen únicamente a conceptos financieros complejos, sino también a activos que por una causa u otra, están en boca de todos por su posible prometedor futuro o posibilidades de cambiar el mundo. De sobra son conocidas las criptomonedas, empresas de inteligencia artificial, Cathy Woods o todo aquello que se te ocurra y que fomente las ganancias rápidas sin apenas esfuerzo.
¿Qué aprender de Keynes?
John Keynes, además de ser uno de los economistas más influyentes del siglo XX, dejó un legado importante en el campo de la inversión. Aunque es más conocido por su trabajo en macroeconomía, sus reflexiones sobre los mercados son muy valiosos. Uno de los aspectos más destacados es la evolución de su enfoque a lo largo de los años, pasando de intentar predecir los ciclos económicos a centrarse en el análisis de las empresas.
Comenzó su carrera inversora con la idea de que los mercados podían ser anticipados mediante el estudio de los ciclos económicos. Sin embargo, tras comprobar las limitaciones de este enfoque, cambió su estrategia en los años 30 hacia un análisis en el valor intrínseco de las empresas. Este cambio le permitió obtener resultados mucho mejores, demostrando la importancia de comprender el valor de una empresa en lugar de intentar predecir el comportamiento del mercado en el corto plazo.
Una de sus enseñanzas más relevantes, y que comparte con Ben Graham, es la importancia de la psicología del mercado. En su obra “La teoría general”, aborda cómo el comportamiento irracional de los participantes en el mercado puede crear oportunidades de inversión. Entender la psicología del mercado, y cómo las emociones pueden influir en las decisiones de inversión, es clave para encontrar valor donde otros solo ven riesgo.
También destacó la importancia de la concentración en la inversión. En lugar de dispersar el capital entre muchas empresas para minimizar el riesgo, es más efectivo invertir en unas pocas oportunidades bien entendidas y de alta calidad. Esto puede ofrecer mejores rendimientos a largo plazo, siempre que se acompañe de un profundo conocimiento y análisis de las empresas en las que se invierte.
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Muy interesante esta cafeína inversora, deseando beberla más y aprender. Aún falta un largo camino