4.9. La durabilidad del moat
Módulo 4: Las ventajas competitivas
Introducción
Imagina un entorno en constante agitación, con irrupciones tecnológicas que desmantelan sectores enteros, cambios en la regulación, consumidores cuyas preferencias cambian sin cesar, y competidores que acechan cualquier resquicio para ganar cuota de mercado. En ese contexto se sitúan las empresas que, pese a los vientos en contra, no solo resisten, sino que refuerzan su dominio con el paso del tiempo. ¿Cómo lo logran? Generalmente, gracias a un conjunto de ventajas competitivas que las protegen ante el asedio. Sin embargo, un moat no es un elemento estático: si la empresa no lo cultiva, puede desmoronarse frente a una disrupción inesperada.
No basta con identificar barreras competitivas —como la marca, los costes de cambio, el efecto red, la propiedad intelectual o la ventaja de costes—; hay que evaluar su durabilidad: la capacidad de sostener y adaptar tales ventajas en un mercado cambiante. Este artículo aborda esa faceta de los moats: la sostenibilidad en el tiempo. Dado que el inversor de largo plazo busca negocios capaces de perdurar y prosperar durante décadas, entender qué hace que un moat sea “tardígrado” (por usar un símil biológico) es esencial para seleccionar las compañías más robustas.