Buenos días,
Quiero empezar dando las gracias a los más de 20 000 lectores que os pasáis por aquí cada vez que realizo alguna publicación. Vuestro apoyo ha convertido Galician Investor en un lugar de referencia para la inversión de calidad en español. Si el contenido te resulta útil, te animo a compartirlo: el boca-a-boca sigue siendo nuestro mejor aliado.
Para quien quiera profundizar, la suscripción premium (220 €/año) da acceso a análisis completos y un histórico de más de 30 análisis, mis reflexiones, cartera en tiempo real y comunidad privada; la versión formativa (500 €) incluye además el programa de aprendizaje, donde ya hay más de 60 alumnos aprendiendo a invertir en calidad, formación que me ha hecho obtener los resultados que veréis a continuación (posiblemente la única formación en español donde quien la enseña comparte sus rentabilidades).
En la actualización de hoy vamos a tratar cinco temas:
Rentabilidades históricas: evolución desde abril 2020 y efecto divisa en el primer semestre de 2025.
Posiciones satélite: el laboratorio del 1 % para testar ideas sin comprometer el núcleo de la cartera
Regla del 15 % en cartera: por qué existe, qué empresas la ocupan y cómo la aplico.
Composición y novedades de la cartera en junio: pesos actuales, empresas que la integran y los hechos más relevantes del mes y su impacto en cada tesis.
Inacción en junio y hoja de ruta para julio: por qué no moví ficha el mes pasado y dónde podría ir el 5 % de liquidez que entrará a lo largo del mes.
Rentabilidades históricas
Ayer, al cerrar junio, revisé como siempre mi cuenta de Interactive Brokers, donde tengo invertido cada céntimo desde abril de 2020, para compartir cómo me ha ido este semestre y desde que empecé. La rentabilidad histórica es de un +113% acumulado, equivalente a un 16% anualizado, frente a un 14% del S&P 500 en euros. Si incluimos los dividendos (total return en EUR), el índice alcanza un 17% anualizado, por lo que quedo ligeramente por debajo, aunque tremendamente satisfecho con el resultado.
Sin embargo, la mayor lección de estos cinco años, especialmente de este semestre, es que los números son solo la portada. Detrás está la historia de un euro que se ha apreciado alrededor de un 7% frente al dólar, reduciendo las ganancias de 2025 a un discreto +3%, que sin efecto divisa rondaría el +11%. Mantener la cartera en positivo, con casi el 70% invertido en dólares, habla claramente de la resiliencia y calidad excepcional de las empresas en las que invierto, aunque algunas todavía estén tardando en reflejar plenamente su valor.
Como siempre digo, tan importante como los resultados es entender cómo se consiguen. En un mundo dominado por la velocidad, las decisiones impulsivas y la rotación constante de carteras, mi filosofía es exactamente la opuesta: invertir en empresas de alta calidad, con visión de muy largo plazo, rotación mínima y cero timing del mercado.
Y esta estrategia está respaldada por la evidencia: los fondos y carteras con baja rotación y alto estándar de calidad superan consistentemente a aquellos que operan impulsivamente. Evitar transacciones innecesarias no solo aumenta la rentabilidad sino que reduce costes, estrés emocional y errores precipitados.
Mi enfoque asume algo sencillo pero clave: cometer errores forma parte del proceso. Lo importante no es evitarlos siempre, sino reconocerlos rápidamente y permitir que los aciertos crezcan libremente en el tiempo.
🔹 Calidad ante todo. 🔹 Rotación mínima: compro poco, mantengo mucho. 🔹 Horizonte muy largo plazo. 🔹 Cero timing: la paciencia es mi mayor ventaja. 🔹 Una cartera significativa de seis cifras que representa el 90% de mi patrimonio.
Con 3-4 compañías claramente infravaloradas y varias compounders que siguen haciendo su trabajo, confío en ampliar esta ventaja en los próximos años.
Posiciones satélite: laboratorio de ideas y seguro contra la FOMO
Más allá del núcleo de la cartera orbitan las posiciones satélite, casi siempre con un peso cercano al 1 %. Son mi manera de convertir la curiosidad en un método disciplinado, evitando que se transforme en impulsividad. Estas posiciones tienen dos propósitos claros: explorar negocios prometedores aunque con un historial menos amplio que el núcleo de la cartera, y participar en empresas excepcionales cuya valoración inicial considero exigente.
Cuando identifico un negocio con potencial pero aún con dudas por resolver o áreas por profundizar, compro una posición simbólica. Este primer paso me permite estar dentro del negocio, recibir informes trimestrales, escuchar activamente a las conferencias y observar directamente la evolución de mi tesis. Es una manera eficaz de comprobar si la empresa responde a mis expectativas iniciales o si tiene aspectos que requieren ajustes en mi análisis. En caso de haberme equivocado, deshacerse de un 1% de la misma, es muy poco doloroso.
Por otra parte, utilizo las posiciones satélite como una forma prudente de invertir en empresas de alta calidad que considero “sobrevaloradas” o con un múltiplo muy elevado, al menos temporalmente. Fue el caso con Hermès hace años y ahora con una de mis dos últimas adquisiciones. De esta forma mantengo un pie dentro de negocios extraordinarios y evito la frustración de quedar fuera si el mercado continúa premiándolos con valoraciones elevadas. Al mismo tiempo, esta estrategia me protege de una exposición excesiva en momentos de incertidumbre sobre su valoración real.
Este enfoque me proporciona flexibilidad y control del riesgo. Si la idea inicial no funciona, el impacto económico es mínimo, permitiéndome aprender de forma barata. Pero si la compañía muestra un desempeño sobresaliente o el mercado corrige ofreciéndome un precio atractivo, puedo reaccionar rápidamente aumentando mi inversión y, con el tiempo, aumentar esa posición al núcleo de mi cartera si el negocio confirma plenamente su calidad y potencial.
La regla del 15 %
Cuando empecé a compartir mi cartera confesé que aspiraba a construir mi propio «Berkshire personal», pero pronto me di cuenta de que los castillos no se levantan solo con murallas fuertes, también requieren bases sólidas y bien planificadas. Por eso, adopté una política clara: destino como máximo un 15 % del total de mi cartera a lo que denomino empresas en construcción de foso. Estas son compañías que todavía no tienen una historia de varias décadas intachable ni una contabilidad absolutamente impecable, pero cuyo ADN y potencial de crecimiento apuntan a convertirse en compounders sobresalientes en el futuro.
En esta parte de la cartera ubico a empresas que muestran indicios claros de poder construir un foso sostenible y que requieren un seguimiento más estrecho. Se trata de negocios con equipos directivos fiables, mercados atractivos y modelos de negocio que aún deben demostrar su resiliencia y capacidad para generar valor sostenido a largo plazo.
Mi regla del 15 % me impide añadir nuevo capital a estas posiciones una vez alcanzado el límite de peso asignado. Si el valor de este segmento aumenta, es exclusivamente gracias a la revalorización natural de las empresas, y entonces permito que siga creciendo. Por el contrario, si este peso disminuye, realizo un análisis para determinar si esa bajada representa una oportunidad atractiva para ampliar posiciones o si, por el contrario, es una señal de alerta que exige reconsiderar la inversión.
Esta visión protege la cartera de riesgos, evita sobreexposiciones impulsivas y garantiza que mi atención esté centrada en identificar el potencial real de estas empresas. En resumen, mantiene una estructura racional, gestionada con rigor y diseñada para obtener oportunidades significativas sin comprometer la solidez del conjunto.
Es como crear una cartera dentro de otra cartera, una idea que aprendí de Rob Vinall cuando me explicó su enfoque hacia China, región que representa aproximadamente el 10 % de su cartera total, aplicando una estrategia muy similar a la mía, o mejor dicho, yo a la suya.
El conjunto reservado a las empresas en construcción de foso lo ocupan tres compañías especialmente interesantes:
Desde este punto el contenido es exclusivo para suscriptores premium. Puedes suscribirte por 220€/año, o elegir la opción que incluye también el plan formativo por 500€/año.