¿Por qué la calidad supera cualquier otro estilo de inversión?
Para el inversor particular
*Publicación en abierto. 8 minutos de lectura
Ayer recibí un mensaje que me inspiró a escribir esta reflexión. No es un caso aislado, sino uno más de los muchos que recibo tratando este tema y que reflejan un mayor interés por este estilo de inversión. Me alegra ver que mi trabajo no solo se valora, sino que está calando en cada vez más personas.
¿Quién no ha tenido alguna vez la tentación de duplicar su dinero en un abrir y cerrar de ojos? Las redes sociales y algunos foros de inversión están llenos de historias de “pelotazos” con acciones desconocidas o memes de Reddit que suben como la espuma y luego, casi siempre, se desinflan de golpe. También se habla muchísimo de day trading, con gente que vende justo en la cima y recompra en el valle. Sin embargo, cuando analizamos los resultados reales de la mayoría de los inversores particulares, esas estrategias suelen acabar en decepciones, pérdidas o un estrés que no todo el mundo está dispuesto a soportar.
La inversión en calidad, en cambio, representa un enfoque que puede sonar “menos atractivo” pero, ofrece a largo plazo una posibilidad mucho mayor de preservar y hacer crecer tu patrimonio. ¿Por qué? En pocas palabras: apuesta por empresas con modelos de negocio sólidos y ventajas competitivas duraderas. No consiste en comprar al tuntún cualquier acción establecida. Requiere un nivel de análisis exhaustivo previo.
A continuación, te explicaré por qué considero que la inversión en calidad es la estrategia más sensata para la mayoría de inversores que buscan seguridad y rentabilidad sostenida, y cómo otros estilos suelen caer en la trampa de las promesas rápidas que rara vez se cumplen.
La ilusión de los pelotazos rápidos
Uno de los atractivos de los mercados financieros es la posibilidad de hacerse rico en poco tiempo. Basta con un caso de éxito que se viralice—como alguien que compró Bitcoin a 100 dólares o acciones de Apple en los 90—para que muchos se lancen a buscar la próxima mina de oro. Es cierto que existen oportunidades puntuales donde una inversión pequeña se convierte en una fortuna, pero la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Qué porcentaje de gente lo logra? Y mas importante aún ¿Quién lo logra de forma consistente?
Tenía un compañero de universidad que dejó su trabajo (admito que no era el trabajo de su vida) para dedicarse al day trading. Empezó muy bien, ganando varios miles de euros en unas semanas. Siguió invirtiendo, con más confianza… hasta que un día una jugada apalancada fue mal y perdió una parte enorme de su capital. Lo que había ganado en tres meses lo perdió en apenas dos días. ¿El resultado? Terminó endeudado, con una gran frustración y no ha vuelto a tocar la bolsa. Por fortuna era buen estudiante, tenía buen don de gentes y hoy goza de un buen puesto de trabajo. Esta historia no es para asustar, pero sí para ilustrar la realidad de los pelotazos.
¿Qué significa realmente “calidad”?
Hablar de empresas de calidad no es solo una etiqueta. En términos de inversión, me refiero a compañías que:
Poseen ventajas competitivas claras: puede ser una marca muy poderosa (Coca-Cola), una posición de mercado dominante (Visa en pagos digitales) o patentes que las hagan únicas (muchas farmacéuticas).
Tienen balances sólidos: poca deuda, buena generación de caja y un historial de reinversiones exitosas.
Márgenes elevados y consistentes: es decir, que su negocio no depende de la última moda, sino de una demanda constante y rentable.
Directivos competentes y honestos: esto es difícil de evaluar, pero los líderes que piensan a largo plazo suelen diseñar planes para mejorar productos, expandir mercados y cuidar de los accionistas.
Johnson & Johnson no revoluciona el mundo con inventos tecnológicos cada mes, pero se mantiene en el top de la industria de la salud y el consumo. Ha pagado dividendos crecientes durante décadas, superando incluso crisis financieras. ¿Es aburrido? Tal vez. ¿Sigue ahí generando riqueza para sus accionistas año tras año? Sin duda. ¿Tiene el mismo futuro? Te toca estudiarla.
El espejismo de otros estilos: Value “basura”, Growth extremo y especulación
Podemos clasificar brevemente algunos estilos que suelen atraer a inversores:
Value “basura”: Se basa en comprar acciones “baratas” (con PER bajo o múltiplos devaluados), pero sin analizar si el negocio tiene futuro. La “trampa de valor” surge cuando la empresa está barata porque está podrida por dentro—deudas, productos obsoletos o directivos nefastos. Al final, ese precio “ganga” puede hundirse más.
Growth extremo: Consiste en apostar por compañías de altísimo crecimiento, sin plantearse si generan beneficios reales o si su valoración está justificada. En los últimos años vimos infinidad de unicornios que se lanzaron a bolsa con grandes expectativas… y luego se desinflaron cuando no cumplieron sus planes. No, un stop-loss no te protege, aunque suena inteligente y tu broker te lo agradecerá
Trading intradía o especulativo: Este estilo puede funcionar para un muy pequeño porcentaje de gente que dedica su vida a ello y domina el análisis técnico, la gestión de riesgo y la psicología. Para el inversor promedio que lee foros y vídeos de TikTok, la realidad suele ser muy distinta: entradas y salidas fallidas, comisiones que se acumulan y un estado mental de estrés continuo.
Todas estas variantes tienen un denominador común: requieren un gran margen de acierto y una tolerancia al riesgo que la mayoría de personas no posee, especialmente si compaginan la inversión con una vida personal y un trabajo fuera de los mercados.
Un seguidor mío, fan del “Value” de manual, vio que ciertas aerolíneas se desplomaron. Pensó: “Esto es una ganga, la recuperación llegará y me forraré”. Compró acciones a precio ridículo, pero no se fijó en la deuda y en la competencia feroz entre aerolíneas low-cost. Pasaron los meses y la compañía no solo no remontó sino que terminó anunciando un plan de reestructuración que diluyó el valor de las acciones existentes. Lo que parecía una oportunidad increíble se convirtió en pérdidas importante. Esa es la razón por la que muchos inversores en “value” fracasan: confunden “barato” con “oportunidad”. Buffett ganó mucho dinero así en los 50 y 60, pero ya dijo en numerosas ocasiones que es muy difícil de realizar hoy en día.
La resistencia de las compañías de calidad
Por otro lado, las empresas de calidad saben aprovechar las crisis para reforzar su posición. Walmart, en momentos de recesión, acaba atrayendo más clientes que buscan descuentos o productos asequibles. Microsoft diversificó sus productos y servicios y, cuando llegó la pandemia, la adopción masiva de soluciones en la nube (Azure, Office 365) disparó sus ingresos.
De hecho, las empresas de calidad tienen margen para innovar, comprar competidores en horas bajas o expandirse a mercados nuevos con sus flujos de caja. Esto puede sonar menos vistoso que doblar tu dinero en una semana, pero incrementan su valor a lo largo del tiempo de forma más predecible.
El miedo a perderse “la nueva Tesla”
Hoy en día, Tesla simboliza el clásico “¿y si…?”. Aquellos que la compraron a precios irrisorios y la vendieron en sus picos han logrado multiplicar su dinero. Pero, ¿Cuántos aciertan así? Y, sobre todo, ¿Cuántos mantienen la paciencia y soportan la volatilidad? Hay muchas otras compañías “disruptivas” que no llegaron a ningún lado.
La inversión en calidad no busca la aguja en un pajar, sino tener compañías que ya demuestran un fuerte poder de mercado. Con el tiempo, pueden crecer más o menos rápido, pero los inversores duermen mejor, sabiendo que su dinero no depende de la siguiente moda bursátil.
Los beneficios de la calidad para el inversor partícular
Los beneficios van más allá de la solidez de los negocios en los que inviertes. En primer lugar, una vez que has hecho un estudio profundo y confirmado que una empresa cumple con los criterios de calidad, no necesitas revisarla cada día ni vivir obsesionado con los resultados trimestrales. Sabes que, a largo plazo, cuenta con fundamentales robustos y un historial de gestión eficiente. Esto no solo te da una gran tranquilidad psicológica—puedes dormir mejor por las noches—sino que te permite dedicar tiempo a otros aspectos de tu vida, sin estar pegado a las pantallas ni a las noticias del mercado.
Además, la calidad va de la mano con el interés compuesto: las compañías con balances sólidos y cash flow estable suelen reinvertir en su crecimiento o recompensar a los accionistas, de modo que con el paso de los años tu inversión se va multiplicando casi sin que te des cuenta.
La resistencia a las crisis es otra de las ventajas: durante recesiones, los negocios con ventajas competitivas claras suelen capear mejor el temporal, e incluso aprovecharlo para ganar cuota de mercado. A ello se suma que, al no rotar la cartera constantemente ni tratar de “cazar” oportunidades de forma continua, ahorras en comisiones y evitas el desgaste emocional.
Por último, centrarte en la calidad te protege del pánico típico de las caídas: en lugar de preguntarte si es hora de vender cuando el mercado se asusta, reflexionas sobre si han cambiado los fundamentales de la empresa. Si no han cambiado, lo más sensato es mantener la posición o incrementarla. Este estilo de inversión se caracteriza por la tranquilidad, el crecimiento estable y la libertad de no vivir pendiente de las fluctuaciones diarias de la bolsa.
¿Es sencillo este estilo?
En absoluto. Requiere años de lectura, curiosidad, la acumulación de conocimiento, mucha paciencia y, sobre todo, la pasión por descubrir grandes negocios, sus raíces, más allá de la rentabilidad.
Esta curiosidad, cultivada de forma correcta, puede también ayudarte a seleccionar con más criterio gestores profesionales alineados con este estilo, entender mejor la indexación y ser mucho más paciente a la hora de invertir.
Próximamente, Galician 2.0 mostrará a muchos el potencial que encierra esta forma de invertir. En unos meses saldrá a la luz este nuevo proyecto y, con él, compartiré mucha más información.
Mientras tanto, sigo trabajando en mi próximo análisis, que se corresponde con mi última adquisición, realizada durante la primera semana del año y que, bajo mi punto de vista, goza de todos los atributos mencionados en esta publicación. Sumados a una valoración atractiva.
El sábado 25 de enero en vuestros correos.
Gracias por compartir. Hasta hace poco, habría estado cien por cien de acuerdo con esto. La reciente caída de Nestlé (30%) me hace dudar de si la calidad es suficiente para generar buenos retornos a medio plazo. Y por medio plazo me pongo un horizonte de 5-10 años, no la jubilación... Las empresas de calidad con un declive así pueden destruir la estrategia por completo.
Excelente como siempre. Gracias por compartir tu mirada.
Saludos!