Buenos días,
Hoy, en la actualización de la cartera voy a tratar tres temas principales:
El futuro de Copart frente a la conducción autónoma (abierto).
Composición actualizada de la cartera (suscriptores premium).
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Introducción
Copart, líder mundial en subastas de vehículos siniestrados, se enfrenta a una pregunta inquietante para sus inversores: ¿cómo sobrevivirá en un mundo de coches autónomos? En teoría, un futuro dominado por conducción autónoma debería reducir drásticamente los accidentes de tráfico. Menos accidentes significaría menos coches “destruidos” y, por tanto, menos materia prima para el negocio de Copart: subastar vehículos siniestrados. Esto ha alertado a los inversores, algunos de los cuales ven una amenaza para la compañía.
Tras los últimos resultados trimestrales, algunos suscriptores han empezado a mostrar cierta inquietud sobre Copart y su futuro. La compañía tuvo un trimestre peor de lo que nos tiene acostumbrados, con un crecimiento de ingresos del 7% YoY que, aunque positivo, representa una desaceleración respecto a trimestres anteriores. Los márgenes se vieron presionados debido a una mayor proporción de compras directas de vehículos, la adquisición de Purple Wave, y las inversiones en capacidad de almacenamiento que aún no generan retorno inmediato. La incertidumbre macroeconómica ha provocado un aumento en la población de conductores sin seguro, reduciendo así el volumen de operaciones de Copart. Estos factores, junto con una mejora competitiva de su principal rival IAA bajo nueva dirección, generaron preocupaciones que llevaron a una caída de más del 11% en el valor de las acciones en un solo día, la mayor en la última década.
Sin embargo, no se ha quedado de brazos cruzados. En este artículo veremos las formas en que se está protegiendo contra el avance de la conducción autónoma, abarcando desde cambios estratégicos y diversificación hasta alianzas y fortalezas estructurales.
Si lo deseas, antes de continuar, puedes profundizar en el análisis que hice hace más de dos años de la compañía.
La amenaza de la conducción autónoma
Para entender la visión de Copart, primero hay que dimensionar el riesgo. ¿Por qué exactamente un mundo con vehículos autónomos podría perjudicar a Copart? La lógica es la siguiente: los coches autónomos prometen reducir los accidentes (el famoso “accidente de tráfico cero” que persigue la industria). Menos accidentes implican menos coches declarados siniestro total por las aseguradoras, y por tanto un menor volumen de vehículos para subasta en Copart. Dado que Copart obtiene la mayor parte de sus ingresos cobrando comisiones en la venta de vehículos siniestrados por cuenta de aseguradoras y otros vendedores, una caída significativa en el número de accidentes equivaldría a menos ingresos.
Pero ¿qué tan inminente y drástica sería esa reducción de accidentes? Aquí es donde el panorama se vuelve más complejo. El desarrollo del vehículo autónomo completo (nivel 4/5) ha resultado ser más desafiante de lo previsto hace años. Las promesas iniciales de tener coches autónomos circulando masivamente para mediados de la década de 2020 se han diluido; los plazos ahora se extienden bien entrada la década de 2030 o más allá. Incluso suponiendo que la tecnología llegue a buen puerto, llevará tiempo reemplazar el parque existente con vehículos autónomos: los coches actuales no desaparecerán de la noche a la mañana.
Además, las primeras etapas de la conducción autónoma conviven con conductores humanos, lo cual genera situaciones impredecibles. De hecho, los prototipos de coches autónomos tenían tasas de accidente más altas que los vehículos convencionales, en parte porque sus comportamientos “robóticos” sorprendían a los humanos en el tráfico. Si bien, el problema anterior será solucionado seguramente por la tecnología, no será algo que se produzca de la noche a la mañana.
Si bien en el largo plazo un parque 100% autónomo reduciría los siniestros, en el corto y medio la amenaza para Copart puede estar sobreestimada. He visto un informe de PwC que proyectaba que para 2035 la penetración de vehículos nivel 4/5 en EE.UU. sería apenas del ~2% del parque total, aunque más alta en Europa/China (~15%). Aun con una penetración creciendo, el reemplazo total llevará décadas. Esto nos lleva al primer pilar de defensa de Copart: el tiempo juega a su favor. La compañía gana tiempo para adaptarse, innovar y aprovechar otras oportunidades mientras el coche autónomo se materializa lentamente.
Adaptación: cambios en el modelo de negocio
Copart no es ajena a la evolución tecnológica; la propia empresa ha sido una fuerza disruptiva digital en el sector de subastas de coches. Pasó de ser un operador de patios de chatarra locales en los años 80 a pionera en subastas online, migrando totalmente a internet ya en 2003. Esta mentalidad de adaptación a la tecnología forma parte de su cultura y es un buen augurio ante futuros cambios. Jay Adair, presidente de Copart, ha dicho que la empresa siempre ha “apoyado su crecimiento en la tecnología antes que nadie en la industria”. Esto implica que, ante un cambio en la industria, está predispuesta a evolucionar en lugar de quedarse estancada.
Un cambio sutil pero importante en el modelo de negocio ha sido la expansión más allá del mero coche siniestrado. Históricamente, ganaba dinero principalmente subastando vehículos declarados pérdida total por aseguradoras, cobrando comisiones a vendedores y compradores en cada transacción. Sigue siendo así, pero en los últimos años la empresa ha ampliado su oferta: ahora subasta también vehículos de baja, excedentes o usados de distintos orígenes, no solo choques. Según la propia Copart, más del 20% de los vehículos vendidos ya provienen de canales no relacionados con aseguradoras. Esto incluye coches que compran al público CashForCars), unidades que les envían concesionarios o flotas, vehículos de financieras o bancos recuperados, e incluso vehículos donados o de instituciones públicas. Al diversificar la mezcla de inventario, reduce su dependencia de los accidentes de tráfico.
En palabras de la empresa, han “ganado el derecho” a vender vehículos para otros tipos de vendedores gracias a los excelentes resultados de sus subastas y a su base masiva de compradores globales. Dicho de otro modo, un concesionario o una compañía de renting confía en subastar con Copart porque sabe que obtendrá buenos precios de venta, equivalentes o superiores a alternativas tradicionales. No solo agrega ingresos, sino que experimenta a Copart en mercados adyacentes, preparándola para un futuro donde quizá haya menos choques pero seguirá habiendo rotación de vehículos.
Otro ajuste ha sido invertir en mantener las tasas de siniestro total elevadas dentro de lo posible. ¿Cómo puede una empresa influir en eso? Por supuesto, Copart no causa los accidentes, pero sí puede influir en la decisión de una aseguradora de declarar un vehículo pérdida total en lugar de repararlo. Aquí entra en juego ProQuote, una herramienta de Copart basada en machine learning que estima rápidamente el valor de un vehículo dañado. Esta estimación ayuda a las aseguradoras a decidir si compensa reparar o es mejor indemnizar al cliente y mandar el coche a subasta. ¿Por qué es importante? Porque en muchos casos esa decisión es delicada: depende del valor previo al accidente (PAV) del vehículo, del coste esperado de reparación y del valor de salvamento (lo que se obtendría vendiéndolo siniestrado). Si puede dar una valoración precisa y rápida del valor en subasta, la aseguradora puede preferir antes por darlo de baja si ve claro que la subasta pagará bien. Cuanto mayor sea el valor de salvamento estimado, más vehículos se “totalizarán” en vez de repararse. En 2021 Copart dijo que las aseguradoras están usando ProQuote cada vez antes en el proceso de siniestro para agilizar la decisión y ahorrar costes de almacenaje, alquiler de vehículos de sustitución y molestias al asegurado. Esta integración significa más coches entrando al canal de Copart en vez de intentar reparaciones prolongadas.
¿Por qué es esto una defensa frente a los coches autónomos? Porque incluso si bajan los accidentes, Copart quiere que un porcentaje mayor de esos accidentes terminen en pérdida total y lleguen a subasta. Los datos apoyan que esto ya ocurre: mientras la frecuencia de accidentes por milla conducida tendía a la baja en las últimas décadas (gracias a airbags, ABS, asistencias, etc.), la frecuencia de pérdidas totales subió del ~14% en 2013 al ~21% en 2020. Es decir, de cada 100 choques que antes solo 14 acababan con el coche siniestro, ahora 20 o más terminan así, compensando con creces la mejora en siniestralidad.
¿Razones? Coches más viejos circulando (un parque envejecido, valor bajo = más totales) y coches más tecnológicos (más electrónica = reparaciones más caras). Según datos de la industria, alrededor del 70-75% de los vehículos que se declaran pérdida total tienen 7 años o más, lo cual refleja que con la edad baja el valor asegurado y es más fácil cruzar el umbral de “siniestro”. Al mismo tiempo, en coches modernos se da la situación de que la electrónica y el software representan ya hasta el 40% del coste de un vehículo, frente al ~20% de hace dos décadas. Módulos de sensores, radares, cámaras, sistemas ADAS: si estos se dañan en un choque, la reparación se dispara. El coste de reparación por accidente ha crecido por encima de la inflación durante años, y el número de piezas requeridas por reparación pasó de 7.9 en 2010 a 10.5 en 2019. Todo ello hace más probable que un coche moderno se declare siniestro total ante un choque de cierta importancia, incluso aunque la frecuencia de choques disminuya.
Mientras esa dinámica continúe, la “merma” en volumen por menor número de accidentes podría quedar compensada por una mayor proporción de coches dados de baja en cada accidente. Y las tendencias actuales apuntan en esa dirección: 2024 registró máximos históricos en la tasa de siniestros totales (~22% de los siniestros). Incluso la llegada de vehículos eléctricos puede aumentar inicialmente esta tasa, pues sus baterías y sistemas son costosos de reemplazar: se ha visto casos de VEs relativamente nuevos declarados pérdida total tras choques moderados por los altos costes de batería y electrónica dañada.
Diversificación geográfica y de servicios
Otra forma de protección es la diversificación geográfica y de servicios de Copart. La empresa está mucho menos expuesta a un único mercado o tipo de vehículo de lo que podría pensarse. Veamos por qué esto importa frente a la disrupción autónoma:
Diversificación geográfica:
Actualmente opera en 11 países fuera de EE.UU., incluyendo mercados desarrollados como Canadá, Reino Unido, Alemania, España o Finlandia, emergentes como Brasil y México, y también en Oriente Medio (Emiratos Árabes, Omán, Baréin). Ha fracasado en China e India por considerarlos países “no serios”. No todas las regiones adoptarán la conducción autónoma a la vez. Es lógico que Estados Unidos, con sus gigantes tecnológicos, avance más rápido que Brasil o Oriente Medio, donde la infraestructura y regulación podrían tardar más. Al tener presencia en múltiples continentes, equilibra el riesgo: si en 15 años los siniestros caen en Norteamérica por la autonomía, quizás en otros países aún haya un mercado abundante de siniestrados convencionales. Incluso dentro de mercados desarrollados, la adopción de autónomos puede variar (zonas rurales vs. urbanas, etc.). Copart ya ha demostrado saber entrar en nuevos países mediante adquisiciones o estableciendo operaciones locales; por ejemplo, entró a Finlandia en 2018 comprando una compañía local, es líder en UK, ha cambiado el modelo en Alemania y recientemente desembarcó en España, un mercado donde el parque automotor es relativamente viejo y la llegada del coche autónomo pinta lenta.
Diversificación de servicios y categorías de vehículos
Más allá de los automóviles siniestrados, ha incursionado en subastas de otros tipos de vehículos y activos. Un ejemplo fue la adquisición en 2017 de National Powersport Auctions (NPA), líder en subastas de motocicletas y vehículos de deportes de motor. Esto significa que subasta motos, quads, lanchas, etc. ¿La conducción autónoma afecta a las motos? Difícilmente en el mismo grado, ya que las motocicletas autónomas no están en el horizonte inmediato (y quizá nunca lo estén en gran escala).
Más relevante fue la entrada en el mundo de la maquinaria pesada y equipos industriales. En octubre de 2023, anunció la adquisición de una participación mayoritaria en Purple Wave, una plataforma de subastas de maquinaria de construcción, agrícola y equipo pesado. Esto expande el negocio de Copart a un ámbito muy interesante: subastar excavadoras, tractores, camiones, grúas, etc. La maquinaria pesada no tiene la amenaza de la autonomía en el mismo sentido que los coches. Si bien hay conceptos de maquinaria autónoma en minería o agricultura, son nichos controlados y su adopción masiva es incierta. Mientras tanto, la compraventa de equipo usado de construcción es un mercado robusto. Con Purple Wave, no solo se diversifica sino que aprovecha sus fortalezas (plataforma online, base de compradores, know-how logístico) para ingresar en un nuevo vertical. Esta diversificación de servicios significa que, en un escenario futuro donde el volumen de coches siniestrados pueda caer, podría estar compensándolo con ingresos provenientes de subastar excavadoras o camiones.
Ha aumentado sus servicios de valor añadido en torno a las subastas. Por ejemplo, ofrece servicios de gestión y papeleo, logística de transporte, asesoría en la valoración (ya mencionamos ProQuote), e incluso programas de venta instantánea (Buy It Now) para ciertos vehículos. También posee servicios tipo U-Pull-It, donde permite a ciertos compradores retirar partes valiosas del vehículo y luego subastar el resto como chatarra. Todo esto la acerca a ser un proveedor integral en el ciclo final de vida de vehículos. En un futuro con menos colisiones, es probable que los vehículos sigan necesitando ser dados de baja, desmantelados o reciclados al final de su vida útil o cuando las flotas los renueven.
Por último, cabe recordar la unidad de negocio Blue Car, ya mencionada anteriormente, enfocada en los vehículos provenientes de bancos, empresas de alquiler de vehículos y flotas corporativas. Este servicio se sale aún más del ámbito de los siniestros asegurados. Blue Car capta vehículos que no necesariamente provienen de un accidente, sino de reposiciones, devoluciones de lease o recambios de flotas. Para ello, Copart aporta su plataforma de subasta en línea, su infraestructura de almacenamiento y transporte, así como su red global de compradores, logrando una liquidez muy atractiva en este segmento. Con la incorporación de Blue Car, no se limita a la vía tradicional de las aseguradoras: amplía su presencia en el mercado de vehículos usados y fortalece un pilar adicional.
Vamos, que como vemos Copart no se queda de brazos cruzados y se prepara para el futuro. No todas las apuestas saldrán bien, pero al menos vemos que trata de protegerse.
Alianzas estratégicas: aseguradoras, tecnología y gobierno
En negocios con riesgo de disrupción, las alianzas pueden marcar la diferencia entre ser desplazado o fortalecerse. Copart lo entiende bien y ha tejido una red de relaciones que la blindan ante cambios drásticos.
Relación con aseguradoras
Este es quizá el vínculo más crucial. Las grandes aseguradoras son los principales proveedores de coches siniestrados a Copart. En vez de tratar a las aseguradoras solo como clientes transaccionales, las ha convertido casi en socios. ¿Cómo? Ofreciendo un servicio excepcional y herramientas que facilitan su trabajo. Además de la ya mencionada ProQuote, invierte en integraciones tecnológicas con las aseguradoras. Un ejemplo es su asociación con plataformas insurtech: en 2023 anunció una alianza con Hi Marley, una startup enfocada en comunicación inteligente en siniestros, para integrar la plataforma de Copart en el flujo de reclamos de pérdida total de las aseguradoras. Esta integración “trae innovación al proceso de siniestro total” al agilizar la asignación del vehículo a subasta y mejorar la experiencia del asegurado. Otro ejemplo es la colaboración con Duck Creek Technologies, un proveedor de software para aseguradoras, donde Copart se integró como socio para ofrecer a las aseguradoras y sus clientes “una mejor experiencia en el proceso de reclamación” al conectarlos directamente con la subasta de salvamento.
Básicamente, Copart se está volviendo irremplazable para las aseguradoras al integrarse en su cadena de valor. Si el futuro trae coches autónomos y menos accidentes, las aseguradoras mismas enfrentarán disrupción (menos primas de seguro tradicionales, quizá nuevos modelos de negocio enfocándose en responsabilidad de fabricantes, etc.). En ese contexto, tener a Copart como aliado tecnológico les da confianza de que, al menos, el proceso de gestionar los siniestros que ocurran seguirá optimizado.
Alianzas con concesionarios y flotas
Copart ha cultivado también relaciones con otros proveedores de vehículos usados. Por ejemplo, concesionarios que necesitan deshacerse de coches de intercambio viejos o inventario que no venden, empresas de alquiler de coches que renuevan su flota y venden los antiguos, o empresas de flotas corporativas. Muchas de estas empresas utilizan subastas tradicionales para vehículos usados en buen estado. Sin embargo, Copart está captando parte de ese mercado, especialmente para unidades de menor calidad o vehículos con algún daño pero no suficientes para ser siniestro. La promesa de Copart es obtener “retornos superiores en subasta” gracias a su alcance global de compradores. De esta manera, alianzas con el sector automotor más amplio garantizan que Copart tenga abastecimiento de vehículos también por otras vías. Si la conducción autónoma deriva en más vehículos “de flota” (piénsese en robotaxis, servicios de suscripción de automóviles, etc.), es probable que esas flotas, al rotar sus vehículos, necesiten venderlos de segunda mano o como chatarra.
Colaboración con autoridades y catástrofes
Una faceta menos obvia de las alianzas de Copart es su colaboración con gobiernos locales en situaciones de emergencia o programas públicos. Por ejemplo, cuando ocurren desastres naturales (huracanes, inundaciones, incendios masivos), miles de vehículos pueden quedar dañados y necesitan ser retirados rápidamente. Copart se ha posicionado como un socio logístico fundamental en esos casos. Tras el huracán Harvey en Texas (2017), manejó más de 90.000 vehículos inundados, alquilando terrenos adicionales y flotas de grúas para retirarlos rápidamente. No solo le generó un volumen ese año, sino que fortaleció su reputación ante aseguradoras y autoridades como “el solucionador” cuando ocurre un siniestro a gran escala.
Ha duplicado su capacidad de almacenamiento en el sur de EE.UU. desde 2015 para estar lista ante eventos de clima severos. ¿Y qué tiene que ver esto con vehículos autónomos? Pues que algunas amenazas están fuera del alcance de la autonomía. Puedes tener el coche más inteligente del mundo, que evita colisiones, pero no evitará que un huracán lo inunde o que un granizo del tamaño de una pelota de golf dañe su carrocería. El cambio climático desafortunadamente promete más eventos extremos, no menos. Copart, con sus preparativos y relación con autoridades, cosecha alianzas en esos escenarios.
Inversiones en tecnología e infraestructura
He mencionado ya varias iniciativas, pero vale la pena ver el panorama completo de cómo la empresa invierte en tecnología e infraestructura para blindarse ante el futuro. En el terreno tecnológico, Copart se precia de ser una compañía de subastas “tech” más que un desguace tradicional. Fue de las primeras en adoptar subastas por internet en los 90s y luego migrar todas sus subastas a modelo virtual. Hoy día, su plataforma “VB3” de puja en tiempo real es escalable y eficiente, conectando a más de 750.000 compradores en 190 países. Esta liquidez global es un activo tecnológico: mediante big data, Copart sabe qué tipos de vehículos tienen demanda en qué mercados y puede promocionar lotes a los compradores adecuados. Por ejemplo, un coche siniestrado en EE.UU. quizá interese a un taller en Europa del Este que necesita el motor, o un exportador africano que reparará el vehículo para su mercado. La base de datos de subastas que Copart ha acumulado alimenta algoritmos que predicen precios de venta (de ahí sale ProQuote) y también optimizan la logística (saber cuántos coches puede procesar cada patio, cuándo derivar un coche a cierta ubicación para mayor interés, etc.).
En cuanto a inteligencia artificial , además de la valoración, ha mejorado la experiencia de compra con IA en imágenes y listados. Un ejemplo: ha implementado tecnología de imágenes de 360 grados (Copart 360) para que los compradores puedan examinar mejor los daños de un vehículo. Con algoritmos de visión por computadora, podrían en el futuro automatizar la identificación de daños a partir de fotos, agilizando la tasación y descripción de cada lote. Recordemos que Copart maneja un inventario gigantesco (más de 175.000 vehículos en un día típico), por lo que la automatización es clave para catalogarlos sin depender de inspecciones humanas en cada unidad, girando más rápido su inventario mayores comisiones genera.
Además de software, invierte en infraestructura física: principalmente, terrenos y patios. Puede parecer contraintuitivo mencionar lo físico en una estrategia contra una amenaza tecnológica, pero es fundamental. Los vehículos (autónomos o no) ocupan espacio y hay que almacenarlos y moverlos. Copart posee más de 9.000 acres de terreno para estacionar vehículos siniestrados. Mantener esta red de patios es costoso, pero es un foso competitivo enorme. Cualquier competidor que quiera replicar a Copart necesita encontrar grandes extensiones de tierra cerca de centros poblados (donde ocurren los siniestros) y lidiar con regulaciones y el fenómeno NIMBY (“Not In My Backyard”, nadie quiere un cementerio de coches cerca de casa). Copart, en cambio, lleva décadas comprando y expandiendo terrenos. Entre 2015 y 2023 más que dobló su capacidad de almacenamiento, anticipando tanto el crecimiento orgánico como picos por desastres. Tener el control de la infraestructura le da flexibilidad estratégica.
A coalición de este último párrafo recomiendo la lectura de esta publicación en el blog de Chris Mayer sobre la escasez de terrenos industriales y la importancia de tenerlos en propiedad.
https://www.woodlockhousefamilycapital.com/post/the-scarcity-of-industrial-land
Copart está tratando de ser ella misma la disruptora antes de que lo hagan con ella. Transformó el sector de subastas con tecnología online, y sigue buscando oportunidades con IA y datos. Y complementa todo eso con una base tangible de infraestructura difícil de replicar. La combinación de bits y ladrillos (o mejor dicho, acres) que ha construido es singular en su industria, y la posiciona bien para capear cualquier revolución que se avecine.
Evolución del parque automotriz: del ICE al EV autónomo, ¿qué subastará Copart mañana?
Un aspecto importante para los inversores es imaginar cómo cambiará el “mix” de vehículos que maneja Copart en el futuro según evolucione el parque automotriz. Hoy por hoy, ¿qué subasta Copart? Mayormente coches con motor de combustión interna (ICE) de las últimas décadas, con vehículos de más de 5-7 años (recordemos que gran parte de los siniestros totales son coches no tan nuevos). También subasta bastantes vehículos inundados o dañados por desastres naturales, coches robados recuperados (que a veces las aseguradoras ya indemnizaron), motocicletas, y recientemente más camionetas, SUVs y maquinaria (por Purple Wave). Cada año aumenta el porcentaje de vehículos eléctricos o híbridos en sus subastas, reflejo de la lenta electrificación del parque. Ya maneja Teslas siniestrados, por ejemplo, y ha tenido que establecer protocolos de seguridad para almacenar EVs (por riesgo de incendios de baterías dañadas).
Mirando a 10-15 años, podemos anticipar algunos cambios en el mix de Copart, y no todos son negativos para su negocio:
Menos coches viejos de combustión, más coches modernos (EV/AV) siniestrados: A medida que los vehículos eléctricos y autónomos ganen cuota, es lógico que Copart subaste más de ellos. Al principio, éstos tienden a ser más costosos y cargados de tecnología; irónicamente, un choque en un Tesla o en un futuro vehículo autónomo podría resultar en siniestro total incluso con daños moderados, debido al alto coste de sensores LIDAR (no en los Tesla), cámaras, o baterías estructurales. Esto significa que cada accidente de un coche autónomo quizás genere un salvamento de alto valor. Copart podría terminar subastando más vehículos de gama alta o tecnología punta dañados, cuyo valor de reventa (para piezas o reconstrucción) podría ser elevado. Un coche autónomo averiado podría ser de interés para empresas tecnológicas, para piezas, o para mercados extranjeros dispuestos a repararlo localmente. No es un escenario de cero negocio, sino de menos unidades pero posiblemente de mayor valor unitario. Copart gana comisión sobre el valor, así que subastar 1 coche de $100.000 siniestrado puede dar similar ingreso que 5 coches de $20.000.
Reducción de choques leves, pero los choques que ocurran podrían ser más fuertes: Se argumenta que vehículos autónomos eliminarán muchos percances menores (golpes de tráfico urbano, pequeños alcances). Sin embargo, pueden persistir accidentes más raros pero graves (fallos catastróficos, clima extremo, errores residuales). Esos accidentes podrían dejar los vehículos en peor estado (perdida total casi segura). Así, el porcentaje de siniestros totales por accidente podría incluso subir más. Esto de nuevo beneficia la necesidad de subastas de salvamento.
Vida útil más larga o más corta de los vehículos: Hay dos hipótesis aquí. Una, que los vehículos autónomos (sobre todo si son parte de flotas tipo robotaxi) serán utilizados intensivamente, haciendo muchos más kilómetros anuales que un coche privado típico. Por ejemplo, un taxi autónomo podría circular 16 horas al día acumulando, digamos, 200.000 km por año, y al cabo de 5 años tener un millón de km, quedando para retiro por desgaste mecánico. Esto implicaría que los vehículos podrían “morir por uso” en vez de por accidente, en lapsos más cortos. Si las empresas operadoras renuevan flotas cada pocos años, tendrán grandes volúmenes de vehículos “usados” para liquidar. Copart podría ser perfectamente el canal para vender esos vehículos de flota ya gastados: algunos quizá aún funcionan y se venden a mercados secundarios (países en desarrollo) donde los reparan, otros para desguace de piezas.
La otra hipótesis es que los vehículos autónomos, al eliminar errores humanos, sufran menos averías, con lo cual su vida útil podría extenderse. Pero incluso si un coche dura 20 años en vez de 15, con el tiempo hay que retirarlo. En lugar de un siniestro, quizás sea un desgaste de la batería o sistemas obsoletos lo que lo saque de circulación. En cualquier caso, Copart puede ajustar su rol de “cementerio” para recibir vehículos no accidentados pero sí retirados. Ya en la actualidad subasta coches que no están siniestrados sino simplemente viejos o con fallos mecánicos, a través de su programa CashForCars y acuerdos con donaciones. Un futuro con flotas autónomas probablemente implique ventas masivas periódicas de vehículos usados (como hoy las hay de rental cars o lease), donde Copart puede pujar por participar.Tipos de vehículos en subasta: es posible que veamos más vehículos comerciales y especiales. Por ejemplo, si el transporte de mercancías se automatiza (camiones autónomos), podría subastar camiones siniestrados o retirados. También drones terrestres, robots de reparto, etc., aunque suene futurista. Ya dio pasos hacia subastar equipos no tradicionales (maquinaria, etc.), por lo que ampliar a cualquier artefacto rodante autónomo no sería descabellado.
El mix futuro podría cambiar en composición, pero no en la necesidad que cubre: una vía eficiente de trasladar un vehículo (averiado, viejo o sin uso) desde su propietario actual a alguien que le dará el próximo destino (repararlo, desarmarlo o reciclarlo). Esa necesidad transcenderá el cambio tecnológico. Es concebible que dentro de 20 años, se estén subastando muchos menos Ford Fiesta chocados del 2010 y muchos más “Robotaxis Modelo X” del 2035 con 800.000 km o con una avería de sensor. Para el inversor, lo importante es que Copart está preparando el terreno para cualquier combinación: ya vende vehículos eléctricos, ya maneja flotas, ya opera globalmente para recolocar activos donde haya demanda. El ciclo de vida del automóvil, autónomo o no, seguirá teniendo su fase final, y allí Copart quiere seguir reinando.
Conclusión
La pregunta inicial era si la conducción autónoma es una amenaza existencial para Copart. La respuesta, tras este recorrido, es que Copart no solo se está protegiendo, sino que puede salir fortalecida de la transición. Quedan desafíos en el camino, sin duda, y habrá que ver la velocidad de adopción autónoma y cómo reaccionan las aseguradoras. Pero por ahora, Copart ha convertido la preocupación por los vehículos autónomos en un estímulo para innovar y diversificarse.
La empresa muestra con hechos (alianzas, adquisiciones, inversión constante) que prefiere prepararse hoy para el mundo del mañana. Y si ese mundo del mañana tarda más en llegar de lo esperado (como muchos sospechan, dado que el coche 100% autónomo aún presenta obstáculos), Copart tendrá tiempo para seguir obteniendo resultados. Podríamos decir: la conducción autónoma podría, a la larga, cambiar las reglas del juego, pero Copart ya está reescribiendo su propio manual para seguir ganando en la nueva partida.
Como ya mencioné en mi tesis inicial, incluso si mañana mismo el parque automovilístico estuviese completamente preparado para fabricar vehículos 100% autónomos, ¿cuánto tiempo tardaría realmente esta tecnología en penetrar en el mercado? Es difícil dar una respuesta concreta, pero me cuesta imaginar un plazo inferior a 10 años. El mercado simplemente no está listo todavía, por lo que creo que aún nos queda Copart para mucho tiempo.
A continuación, como cada mes, comparto la cartera actual, su composición porcentual y un listado ordenado de las empresas que la integran, desde la de mayor a menor calidad.