Antes de adentrarnos en el contenido de este artículo, quisiera informar de que mañana temprano, recibiréis en vuestros correos los detalles de los últimos movimientos que he realizado en mi cartera, tanto ayer lunes como hoy martes. Han sido movimientos significativos, motivados por las atractivas oportunidades que veo dentro de mi cartera, lo que ha llevado a una venta para financiar en parte esas ampliaciones. Pero eso, lo comentaré mañana.
Recientemente, ha habido mucho debate sobre la idoneidad y eficacia de la inversión en dividendos, especialmente como medio para alcanzar la independencia financiera. En este artículo, me gustaría ofrecer mi perspectiva sobre este tema, de manera realista, para que cada lector pueda interpretarla según su propio criterio.
Independencia financiera. Prudencia
Antes de comenzar a esbozar mis opiniones sobre dicha estrategia, me gustaría transmitir un mensaje de prudencia para todos aquellos que la llevan a la practica. Prudencia, ya que últimamente se está poniendo muy de moda la búsqueda de la independencia financiera a través de la inversión en dividendos y no creo que sea el objetivo principal que deberíamos tener al invertir, independientemente de la estrategia que elijamos.
Siempre he promovido la inversión en activos de calidad y a largo plazo como una forma de alcanzar una tranquilidad financiera, mejorar nuestro nivel de vida, tener más facilidades para llegar a fin de mes o complementar nuestra jubilación con ingresos adicionales que nos permitan vivir más cómodamente. Sin embargo, nunca me ha parecido adecuado ni prudente considerar la inversión como una vía para dejar nuestro trabajo y depender únicamente de lo que el mercado pueda ofrecernos.
En primer lugar, para vivir de manera relativamente tranquila, se requeriría un capital cercano al millón de euros, asumiendo un dividendo del 5% y una tasa impositiva del 20%. Esto nos proporcionaría unos ingresos netos anuales de alrededor de 40.000€, lo cual no está mal, pero también he sido generoso al asumir un dividendo del 5%.
En segundo lugar, para alcanzar esa cifra de inversión exclusivamente en los mercados, se necesita dedicar muchos años de aportación, ahorro y a la gestión de cartera exitosa. Por supuesto, las circunstancias personales de cada uno varían, ya que entran en juego factores como el salario, los gastos, la capacidad de ahorro, la edad, la tolerancia al riesgo, el conocimiento del mercado y el tiempo dedicado al estudio de las inversiones.
En la imagen del ejemplo, que podría servir como referencia para un inversor promedio, se muestra que con un rendimiento del 9% y una reinversión de 500€ al mes, nos llevaría entre 25 y 26 años alcanzar la cifra objetivo. Puedes ajustar las cifras, el tiempo, las tasas de reinversión y las tasas de rendimiento en la página web de la imagen.
Tercero, es posible que los 50.000€ mencionados en el ejemplo anterior disten de tu situación personal y que puedas empezar con un millón de euros, cinco millones o incluso más. Si ese es el caso, es importante enfatizar que esta capacidad de inversión no se ha obtenido a través de los mercados financieros, sino a través de herencias, salarios altos y capacidad de ahorro, emprendimientos exitosos, premios de lotería o cualquier otro medio externo a los mercados que nos permita tener una alta capacidad de inversión.
El propósito de este párrafo es subrayar que aquellos que han logrado la independencia financiera lo han hecho gracias a factores externos, que han sido potenciados por el mercado. Pensar que el mercado puede proporcionarte esa independencia, o que esa sea tu meta, nos lleva al siguiente punto.
Créeme que si te jubilas para vivir de los mercados sin un margen de seguridad muy alto, si el mercado se vuelve muy volátil, te pondrás muy nervioso y puede llevarte a la ruina.
Cuarto, establecer la independencia financiera como objetivo puede llevarnos a realizar inversiones más arriesgadas, sobre todo aquellos con baja capacidad de ahorro, debido al alto rendimiento que aparentemente ofrece la inversión, sin tener en cuenta factores como una industria en declive o una empresa individual con problemas. Esto puede resultar en una disminución o desaparición del dividendo, y probablemente una caída en la cotización, lo que podría desencadenar en una pérdida de capital que nos aleje de ese sueño. Extrapolable a cualquier estrategia de inversión.
Algunos argumentarán que se protegen mediante la diversificación, lo cual es comprensible, ya que todos cometemos errores y queremos proteger nuestras peores inversiones. Sin embargo, lo que es menos comprensible es que esta protección se haga con carteras de 50, 60 o incluso 100 empresas. ¿Quién con un trabajo a tiempo completo tiene tiempo para analizar y entender lo que tiene en su cartera? Si estás buscando una diversificación tan amplia, ¿no sería más conveniente optar por un ETF de dividendos, hacer aportaciones mensuales y olvidarse?
Por último, si nuestra única meta es esa independencia y vemos que tarda muchos años en llegar puede llegar a frustrarnos mentalmente, arriesgarnos más, cometer errores y dejar de creer en los mercados y su utilidad para generar riqueza. Si, el camino es largo.
Tener una vida feliz es bastante sencillo. Ten expectativas bastante bajas que puedan cumplirse fácilmente. Si tienes expectativas fantasiosas, serás un miserable toda tu vida. - Charlie Munger
¡Sentidiño!
En resumen, diría que debemos ver la inversión como una herramienta para acumular riqueza, no como un medio para hacernos ricos. Debemos disfrutar del proceso y del aprendizaje que conlleva invertir, en lugar de centrarnos únicamente en alcanzar una meta específica. Es fundamental mantener expectativas moderadas y realistas, para que, como señala Charlie Munger, podamos encontrar la felicidad en lo que ya tenemos.
Inversión en dividendos
Antes de continuar, quiero aclarar que estoy completamente a favor de la inversión en dividendos como una estrategia para aquellos que buscan ingresos estables y recurrentes. Ejecutada de manera efectiva, esta estrategia puede proporcionar a los inversores ingresos consistentes. Si bien, considero que tiene ciertas limitaciones.
Además de la ya conocida limitación tributaria que tiene invertir por dividendos, me gustaría añadir otro punto que me disgusta.
Si vas a comprar algo que se compone durante 30 años al 15% anual y pagas un impuesto del 35% al final, el resultado es que, después de impuestos, te quedas con el 13,3% anual. En cambio, si compramos la misma inversión, pero tenemos que pagar cada año un 35% de impuestos sobre el 15% que ganamos, el rendimiento será del 15% menos el 35% del 15%, es decir, sólo el 9,75% anual compuesto. Así que la diferencia es de más del 3,5%. Y lo que el 3,5% hace a los números durante largos periodos de tenencia, como 30 años, es realmente revelador. - Charlie Munger
Lo que más me desagrada de cualquier estrategia de inversión que viene con una etiqueta, ya sea inversión en dividendos, inversión en recompras, inversión en small caps, inversión en tecnología, inversión en EE.UU. o cualquier otra denominación, son las limitaciones autoimpuestas que conlleva.
Permíteme ilustrarlo con un ejemplo extremo: Imagina que eres un inversor en dividendos o en small caps, y mañana, Warren Buffett fallece (esperemos que sea dentro de muchos años) y las acciones de Berkshire Hathaway se desploman de los 350$ actuales a 20$ (sí, sé que estoy exagerando). ¿Dejarías pasar la oportunidad de invertir en una de las mejores compañías del mundo a precio de ganga simplemente porque tu estrategia predeterminada no te lo permite?
Para mi, la respuesta es obvia.
Este es el motivo principal por el que prefiero alejarme de cualquier estrategia de inversión que venga con una etiqueta predefinida. Creo que el único límite o restricción que deberíamos autoimponernos es el de nuestro propio círculo de competencia, tanto en cuanto a las empresas que incluimos en nuestra cartera, como a los países donde decidimos invertir. Motivo que me hizo vender Baba y no invertir en China, por ejemplo.
Es posible que, mientras lees esto, estés pensando: "Sí, Galician, pero tú mismo te identificas como un inversor en calidad". Y sí, es verdad, pero es que una estrategia basada en la calidad, enfocada en empresas con potencial de crecimiento y adquiridas a precios razonables, es la única garantía que podemos tener al invertir de que no lo haremos mal. Por esta razón, si decides seguir la estrategia de inversión que más te atraiga, te recomendaría que siempre la acompañes con inversiones en empresas sólidas y de calidad, para asegurarte de que tu capital esté protegido y respaldado por compañías con fundamentos fuertes y sostenibles.
No solo te proporcionará un nivel adicional de seguridad, sino que también puede ofrecerte retornos más consistentes a lo largo del tiempo. Estas empresas suelen tener historiales probados de rentabilidad, flujos de efectivo estables y balances sólidos. Al centrarte en la calidad, podrás disfrutar de los beneficios del crecimiento sostenible y minimizar los riesgos asociados con empresas menos estables o más volátiles. Además, la inversión en empresas de calidad a precios razonables puede proporcionarte una fuente de ingresos a través de dividendos y ganancias de capital, lo que puede ayudarte a alcanzar tus objetivos financieros a largo plazo.
No tengo mucho más que añadir sobre la inversión en dividendos. La veo como una estrategia legítima, al igual que muchas otras, aunque no exenta de ciertas limitaciones, que quería señalar. Hacía tiempo que deseaba abordar este tema, ya que en ocasiones me han tachado en redes sociales de ser un hater de esta estrategia, lo cual no es cierto. Y eso no me impide compartir mis reflexiones al respecto, cualquier estrategia que se centre en la calidad de las empresas como fundamento será, en mayor o menor medida, eficaz, pero siempre será válida. Y lo más crucial es que quien la aplique se sienta a gusto con ella.
En conclusión, tras compartir mi última reflexión, quiero decir que si te sientes cómodo invirtiendo exclusivamente en dividendos, en pequeñas empresas (small caps), o manteniendo una cartera de 100 empresas, me parece estupendo. Mi intención con este artículo es simplemente ofrecer una perspectiva diferente que, tal vez, te invite a reflexionar y te ayude a mejorar tu enfoque de inversión. O tal vez no, ya que yo también puedo estar equivocado y no tener la razón en absoluto.
Al final, lo que importa es que te sientas a gusto con tu estrategia de inversión. Si tú estás contento, yo también lo estoy.
Con esto me despido, agradeciéndoles a todos su apoyo en este proyecto y la compañía que me brindan en mi trayectoria como inversor.
¡Hasta mañana! 😉
DISCLAIMER: Ninguna de las empresas comentadas en este artículo es una recomendación de compra o de venta, cada persona debe de realizar sus propios análisis.
Interesante reflexión. Gracias por compartirla. Saludos
Hola Galician, gracias por la reflexión. Rescato una parte importante que mencionas y considero que debemos mantener la mente abierta ante las oportunidades que se nos presenten. Conforme vamos adquiriendo conocimientos y experiencias, podemos discernir entre un sin número de oportunidades y a la vez filtrar información que encontramos en redes sociales que puedan aportar en nuestro camino como inversores. Saludos mi estimado!